martes, 30 de agosto de 2011

Desde Si tu me dices ven lo dejo todo...pero dime ven

Optimista, ligera, llena de sabiduría…

De Albert Espinosa, Si tu me dices ven lo dejo todo…pero dime ven.

De lectura ligera, con ella el autor pone de manifiesto la diferencia entre calidad y cantidad. Por que, ¿son realmente necesarios cuatro libros de ochocientas páginas para contar una buena historia?, pues la verdad, no siempre.

Seguro que no soy la única que se ha saltado como una tramposa alguna página en alguna novela, en la que la mitad de los capítulos son sólo relleno para que los 25 euros que hemos pagado nos sean rentables. No debería de ocurrir nunca, deberíamos disfrutar con cada palabra, de cada punto, con cada coma.

Albert, de este modo, con sus 200 páginas de ingenio y sentimiento se desmarca de la literatura “a granel” y nos hace llegar un soplo de optimismo a través de veintidós capítulos, veintidós verdades cargadas de sabiduría que os harán pensar, os harán recordar y, con suerte, reaccionar. 

A través de Dani, narrador y protagonista, el autor nos enseña cómo casi siempre algunos detalles nos definen sin ser definitorios y nos crean concepciones, que, si no son definitivas se hacen difíciles de borrar.

Tememos a lo diferente, siempre, aunque no lo reconozcamos. Ese temor es causa y efecto de nuestra supervivencia y está latente en nosotros. El miedo nos acosa y nos avergüenza, nos paraliza, nos engaña, nos hace meter la pata. Y lo que no deja de sorprenderme es cómo puede un miedo irracional vencer a una mente racional.

Es curioso, a mi me ocurre, pero nos llega a aterrorizar el miedo a tener miedo. Y desde nuestros sentimientos más primitivos brotan fantasmas hasta las capas más evolucionadas de nuestra consciencia, a veces simples espectros de nuestros defectos son suficientes para acecharnos, para boicotearnos.

Me ha gustado como el autor libera al personaje. Me ha gustado mucho.

Una novela demesita para recomendar a los amigos, para aquellos que busquen un paréntesis en las lecturas complicadas, en las prosas rebuscadas y el vocabulario sofisticado y quieran pasarse por Capri un par de horas a rescatar el amor por lo sencillo.

lunes, 29 de agosto de 2011

Sobre La Buena Letra

Original, sobrecogedora, sincera…

La novela de Rafael Chirbes La Buena Letra, una obra de calidad exquisita, de expresión coherente y narrativa difuminada. Un discurso que capta la atención del lector desde la primera palabra. 

La originalidad del relato reside en el hecho de que, a diferencia de otras novelas en las que el lector toma conciencia de la historia mediante deducción, en La Buena Letra, hemos de aplicar la inducción y, partiendo de relatos particulares, concluir la verdad universal que envuelve a estos personajes de consistencia extrema.

Me atrevería a afirmar que parte de las premisas básicas para llegar a comprender la obra son los silencios. 

Y es que el silencio puede tener más poder que las palabras. Con el silencio ocultamos lo que tememos, lo que nos avergüenza, a veces ocultamos con silencio lo que amamos, lo que querríamos ser, lo que somos, lo que fuimos. Con el silencio ocultamos la verdad, y en su lugar, nos dirigimos al mundo con palabras cargadas de mentiras. 

Ana, narradora y protagonista, explica a su hijo en primera persona y pretérito su verdad sobre las circunstancias que rodearon a la familia. Lo hace de forma confusa, dispersa, tal y como hablan las personas sobre su vida cuando son sinceros, o lo intentan, y no siguen ningún guión, porque en la vida real, señoras y señores, no hay guiones.

Así, esta ama de casa, apoyándose en pequeños detalles que son, junto con el silencio, los hilos conductores de esta obra, nos hace testigos y jueces de una vida de esfuerzos no reconocidos, de miserias e injusticias.

Recomiendo su lectura a los amantes de la buena literatura, a aquellos que no teman a la verdad, a los que sepan y quieran leer entre líneas.

A mí, este libro demesita sencillamente me ha sobrecogido.

domingo, 28 de agosto de 2011

Con El Síndrome de Mowgli

Salvaje, sexy, cautivadora… 

De Andrés Pérez Domínguez, os cautivará desde la primera palabra con esta obra llena de talento narrada en primera persona por su protagonista, un exboxeador fracasado que hace al lector cómplice inmediato de su desarrollo y le sorprende con una historia dinámica que comparte con personajes consistentes y bien perfilados.

La recomendaría a cualquier edad adulta, para todo género y en cualquier circunstancia, pues contiene las dosis justas de aventura y romance…

…y además, chicas, Rafael Montalbán, que es así como se llama la “pieza” en cuestión, consigue que te enamores al instante de este ex aspirante a Campeón de Europa superwelter.

Y es que Andrés, desde luego, ha dado en el clavo en cuanto a la concepción de los personajes; de forma casi providencial con Rafael. No sé si fruto del estudio y observación del comportamiento femenino o de la casualidad, este sevillano ha dado vida a una mezcla salvaje muy preciada entre las féminas de todas las generaciones, una miel al que como las moscas nos sentimos irremediablemente imantadas, a saber: tres cucharadas soperas de fuerza bruta, dos de valentía, ralladura de temeridad, una pizca de  agresividad, la justa para partirle las piernas a cualquiera, eso sí…si se lo merece…edulcorado con pasión por la lectura y aderezado de conflictos emocionales y problemas económicos…el resultado, un hombre del que tu sexto, tu séptimo e incluso sentidos que no sabía la ciencia que teníamos, te sugieren que huyas pero por el que de forma irremediablemente sexy te  dejas atrapar.

El Síndrome de Mowgli una obra demesita que no debéis dejar de leer.