miércoles, 28 de marzo de 2012

Sostiene Pereira

Reveladora, deliciosa, absolutamente brillante.

Cuando mi compañero me recomendó Sostiene Pereira no imaginé que estaría ante una de esas obras que dejan una marca indeleble en el lector.

En Sostiene Pereira de Antonio Tabucchi asistimos a la metamorfosis de Pereira, un periodista cardiópata y viudo que dirige la sección de cultura de un periódico mediocre, el Lisboa. Corre el año 1938 y a pesar de la opresiva dictadura de Salazar, la censura, la guerra civil española y la corriente totalitarista que azota a Europa, Pereira trata de vivir tranquilamente en la Rua da Saudade número 22. Pereira que se define como un hombre de cultura ajeno a la política, alimenta su espíritu derrotado de recuerdos y de nostalgia de su vida anterior. Se antoja débil de carácter, sumiso y conformista. Parece preferir el pasado al presente, y el futuro se intuye que le da igual. El portugués pasa los días en una anestesia emocional conmovedora hasta que un día de verano contrata a un joven periodista, Monteiro Rossi para que escriba necrológicas anticipadas de escritores que aun estando vivos se prevé que fallezcan pronto. Rossi y su novia Marta irrumpen en el letargo de Pereira para transformar tanto la conciencia como la conducta del viudo a nivel estructural.

Se inicia entonces en Pereira una revolución desde las capas más íntimas de su personalidad, un efecto dominó imparable, necesario y contagioso.

La prosa sencilla y entrañable a la par que deliciosa de Tabucchi da alma a cada una de las palabras que componen esta novela y el relato impecable dimensiona al personaje de Pereira con soberana maestría hasta hacerlo inolvidable.

Esta historia bien construida sobre el valor de vivir, de sentir sin restricciones, el derecho a la expresión, al arte y al amor en el más amplio y libre de los sentidos estoy segura de que provocará cambios profundos en aquel que se acerque a conocerla porque efectivamente existen obras ejemplares, momentos esenciales y personas especiales que representan hitos definitivos en la vida de las personas y en el desarrollo de su personalidad. Como Tabucchi, Sostiene Pereira o mi compañero que me descubrió este libro.


lunes, 19 de marzo de 2012

El factor Einstein

Dilemas morales, científicos comprometidos y una espía carismática en una novela de género con gran calidad literaria.

Hace escasamente un par de meses leí en el blog La separata del escritor Andrés Pérez Domínguez que regalaba algunos ejemplares dedicados de su novela El factor Einstein para aquellos que estuviesen interesados en leerla. Me pareció un gesto muy bonito con los lectores y una buena oportunidad para asomarme a esta magnífica historia.

En una Alemania borracha de poder y orgullo nazi, en un tiempo en el que Hitler soñaba con controlar el mundo y aun cabía la duda de que la Humanidad conociese la Segunda Guerra Mundial a la agente del servicio secreto alemán Frida Von Kleinsberg se le encomienda la misión de viajar a Estados Unidos e infiltrarse en la comunidad científica para anticiparse a los movimientos de ésta.

Para el desempeño de tal empresa Frida Von Kleinsberg, hermosa, brillante, disciplinada y manipuladora utilizará una identidad falsa, o mejor dicho, una segunda identidad nacida como por decantación de la suya propia. Conoceremos así a Frida Klein, una joven física alemana que huyendo de su propio país se cobijará en los EEUU bajo el techo del viejo profesor de física Alfonso Altamira. Cuando el español la ve aparecer en su apartamento de Brooklyn no puede imaginar que aquella chica de aspecto frágil que llega a él aterrorizada por la situación en Europa y exhausta por el viaje tratará de utilizarlo como peón en una trama de espionaje y muerte para convertirse ambos en piezas clave para el desarrollo de uno de los acontecimientos más relevantes de nuestra Historia reciente.

Esta novela hace disfrutar al lector no solo por los elementos propios del género sino también por su calidad literaria. El uso del lenguaje, de los recursos y de los tiempos, una ambientación sobresaliente y personajes bien perfilados hasta el detalle que muestran profundidad, realismo y coherencia harán las delicias de los amantes de la buena literatura.

Además y como es habitual en la obra del autor la reflexión moral se encuentra bien presente entre las líneas, enredada en el relato. En este caso se me hace inevitable pensar en que posiblemente no seamos tan diferentes unos de otros, que es ingenua la dicotomía entre buenos y malos y que quizás muchas veces sería más correcto hablar de situaciones y no tanto de personas.

Puede que en otras circunstancias Frida Von Kleinsberg la agente de la Abwehr, ambiciosa, inteligente y letal fuese Frida Klein, estuviese asustada y deseara que un viejo profesor de física la salvara de la soledad y la tristeza del exilio. Puede que en otras circunstancias Alfonso Altamira no se sintiese atraído por una pelirroja con talento que casi podría ser su hija. Puede que hubiese sospechado de ella. Puede. Y que en otras circunstancias el mundo no se hubiera vuelto loco y los disfraces, las mentiras y las traiciones quedasen presas entre las páginas de las novelas.

Muchas gracias a Andrés Pérez Domínguez por el ejemplar, lo he disfrutado muchísimo.